¿Cómo puedo saber si mi hijo es un adolescente con problemas de conducta?, ¿qué factores de riesgo debo tener en cuenta?, ¿cómo debo actuar?, ¿necesita intervención terapéutica?

Estas y otras muchas preguntas suelen hacerse los padres cuando observan que el comportamiento de su hijo no es el adecuado. Necesitan conocer si se encuentran ante un caso clásico de rebeldía o de desarrollo normal propio del adolescente, o ante un problema más serio de conducta conflictiva.

 

¿Cómo saber si mi hijo es conflictivo?

Para averiguarlo es fundamental observarlo de cerca. De esta manera podremos determinar a qué corresponden los cambios de actitud en el joven.

En el caso de que presente más de dos indicadores de riesgo sería conveniente intervenir, siempre y cuando alguno de ellos esté relacionado con el consumo de drogas, el fracaso escolar o la violencia en cualquiera de sus manifestaciones: agresividad verbal, agresión física contra los padres o contra el mobiliario u objetos de casa, etc.

Partiendo de nuestra experiencia en la atención a familias y adolescentes en situación de conflicto, en Adinfa hemos observado otros factores de riesgo que se suman a los anteriores, y que nos sirven para comprobar si el joven necesita intervención terapéutica.

 

Indicadores de riesgo en jóvenes conflictivos

Además de las manifestaciones violentas, otros indicadores que nos pueden mostrar si nuestro hijo tiene un problema de conducta están relacionados con la falta de colaboración para hacer las tareas domésticas.

A este se le suman también situaciones de crispación general y mala relación con los miembros de la familia, el no respetar los horarios acordados y establecidos, o el pasar una noche fuera de casa sin permiso de los progenitores.

A estos factores hay que sumar otros tales como el fumar en casa sin permiso de los padres antes de cumplir los 16 años; llegar borracho en más de tres ocasiones durante los últimos seis meses; tener amigos desconocidos por los padres o que sean consumidores de drogas; o tener algún tipo de problema con la policía.

Muchos de estos jóvenes suelen también apostar en línea y hacer un uso abusivo de las nuevas tecnologías, especialmente del móvil y de los videojuegos. Además, suelen mentir con frecuencia -en muchos casos llegando a creerse su propias mentiras- y a sustraer dinero u otros objetos de cierto valor, normalmente debido a la necesidad de consumir algún tipo de droga.

Hay que destacar que la mayoría de estos criterios de riesgos no son constitutivos de delito. Sin embargo, hacen que la convivencia en el hogar se resienta, y que la familia llegue a tal grado de sufrimiento que no sepa cómo resolver la situación. Los padres suelen sentirse desbordados, al límite. Es en este momento cuando tratan de protegerse y necesitan ayuda externa.

 

Cómo ayudamos a estas familias desde Adinfa

Cuando un hijo conflictivo supera ciertos límites y nos encontramos ante problemas graves, el tratamiento idóneo lo ofrecemos en nuestra Clínica Adinfa.

Desde estas instalaciones intentamos reproducir los valores propios de la familia y la sociedad. Además de proponer estrategias terapéuticas y educativas que permitan al joven realizar el proceso de ‘ordenarse, conocerse, aceptarse y quererse’ para que, progresivamente, pueda retornar al hogar.

Si quieres conocer cómo atendemos en Adinfa a los adolescentes con problemas de conducta y a sus familias, aquí te contamos qué hacemos en nuestras consultas externas y en nuestra clínica.