Desde Adinfa llevamos muchos años poniendo en marcha diferentes programas de atención psicológica y tratamientos enfocados a adolescentes en situaciones de conflicto y a sus familias. Tanto nuestro centro de día, como nuestra Clínica Adinfa, cuentan con las instalaciones y el personal adecuados para enfocar cada caso de la mejor forma posible.

Un buen ejemplo de ello son nuestros grupos de convivencia terapéutica educativa, que año tras año demuestran ser una vía de trabajo muy exitosa. Este programa se enfoca en aportar soluciones a situaciones conflictivas moderadas, donde los jóvenes necesitan un ambiente estructural mayor al que podemos ofrecer desde consultas ambulatorias.

El trabajo cooperativo que llevamos a cabo en estos grupos nos permite poner en marcha multitud de talleres, seminarios y dinámicas, siempre dirigidos por profesionales de Adinfa especializados en diferentes ramas como la medicina, la psiquiatría, la psicología y la intervención socio educativa.

Con el tiempo mantenemos una importante labor de reflexión, planificación, supervisión y mejora continuada de este rico programa de actividades, que complementamos con un seguimiento individualizado de cada uno de los jóvenes que componen este grupo de convivencia. Esto nos permite que en todo momento se siga un enfoque terapéutico basado en el método Adinfa.

 

¿Para qué sirven estas dinámicas de trabajo cooperativo?

Los beneficios de esta forma de trabajo cooperativo con los adolescentes son muchas y muy variadas. Para empezar, las dinámicas que llevamos a cabo con ellos nos permiten reforzar su cohesión en grupo y que se acostumbren a colaborar y trabajar en equipo, combatiendo con ello comportamientos individualizados y egoístas.

Además, hacemos un especial enfoque en ayudarles a distinguir entre sentimiento y emoción, así como entre los derechos individuales y los de las demás personas. Del mismo modo, con la ayuda de diferentes actividades aprenden a decir no, a manejar las críticas y a entablar procesos de negociación sin acudir a la mentira.

Tampoco es menos importante el trabajo dirigido a que sean capaces de reconocer sus equivocaciones y errores de manera sincera, sin buscar una justificación ni intentar culpar a otras personas de lo que les ocurre por decisiones o comportamientos propios.

 

¿Qué reflexiones extraen los adolescentes de este trabajo en equipo?

Además de todo lo anterior, la experiencia que acumulamos en Adinfa nos hace ver programa tras programa que esta metodología genera en los jóvenes reflexiones muy enriquecedoras.

Por ejemplo, les hace plantearse cómo es su comportamiento con la gente, con sus familiares y amigos, y cómo les afecta el comportamiento que otras personas tienen con ellos. En otras palabras, les ayuda a identificar emociones y sensaciones que antes pasaban por alto o que exageraban, y a generar una mayor empatía tanto hacia sus seres queridos como hacia otras personas.

Del mismo modo, colaborar con sus iguales les ayuda a aprender a expresar sus sentimientos y emociones de manera asertiva. En lugar de encerrarse en sí mismos o de despreciar lo que otras personas puedan sentir, este proceso les facilita darse cuenta del impacto que cada palabra o acción puede tener en uno mismo y en los demás.

También facilitamos un proceso de reflexión alrededor de la mentira, para que sean conscientes de cómo afecta mentir y lo que implica la pérdida de confianza de sus seres queridos. Esto nos lleva a trabajar con ellos los pasos necesarios para afrontar situaciones sin recurrir al engaño.

Finalmente, las diferentes actividades que ponemos en marcha tocan también temas relacionados con las adicciones, tanto a las nuevas tecnologías como al juego, el alcohol y las drogas. Con el apoyo de nuestros profesionales los jóvenes se hacen conscientes de cómo afectan estas adicciones a su comportamiento, y las repercusiones negativas que ello tiene en su entorno cercano.

 

¿Con qué actividades enriquecemos todo este aprendizaje?

Como decíamos al principio, trabajar en esta línea conlleva la puesta en marcha de multitud de actividades, talleres, seminarios y dinámicas diferentes, con las que enriquecer distintos aspectos personales y grupales. La combinación de acciones nos permite que los adolescentes descubran nuevos mecanismos de auto-conocimiento y de interacción.

Un buen ejemplo es la utilización de la música y el deporte como herramientas canalizadoras. Ambas disciplinas nos abren multitud de posibilidades para realizar actividades en la línea de trabajar distintos objetivos.

Por ejemplo, gracias al deporte podemos fomentar la cooperación y el trabajo en equipo, así como toda una serie de valores asociados a la deportividad, el saber perder, gestionar la competitividad, etc.

Por su parte, la música ayuda a que los adolescentes desarrollen mejor su inteligencia emocional, y a fomentar su sociabilidad, empatía y tolerancia.

Como puedes ver, en Adinfa sabemos lo que hacemos, y llevamos haciéndolo muchos años con excelentes resultados. Si quieres más información sobre estas y otras actividades y tratamientos que ponemos en marcha para ayudar a jóvenes en conflicto y a sus familias, te invitamos a consultar nuestra memoria anual. En ella encontrarás un buen resumen de lo que somos y de cómo trabajamos.