Los trastornos de conducta en adolescentes constituyen una problemática que afecta a numerosas familias en distinto grado, así como por supuesto al propio joven, ya que suelen generar repercusiones a nivel social y académico.

Aunque muchos de estos trastornos de conducta tienen en realidad su origen durante la infancia, lo cierto es que tienden a diagnosticarse al final de esta o una vez llegada la adolescencia, lo que dificulta tanto el propio diagnóstico como el tratamiento debido al agravamiento de los síntomas y a la presencia de comorbilidades.

Esta alteración del comportamiento suele empeorar en los adolescentes debido a la complejidad que representa esta etapa vital, en la que se enfrentan a múltiples retos relacionados con su desarrollo físico, cognitivo, sexual, etc. Cambios que pueden generar en los jóvenes una serie de emociones y sentimientos que les cuesta gestionar.

Aunque la etiología de los trastornos de conducta en adolescentes no termina de estar del todo clara, los estudios muestran que son más frecuentes en el sexo masculino, atribuyéndose a factores hormonales y temperamentales. Existen también ciertos factores culturales, aunque parece demostrado que en las sociedades más igualitarias esta diferencia disminuye.

Los trastornos de conducta en la adolescencia son un tema muy serio que genera un importante consumo de recursos y dispositivos, tanto sociales como judiciales, constituyendo además uno de los principales motivos de consulta relacionados con la salud mental de los jóvenes.

Es por este motivo que desde Adinfa queremos explicar bien qué son estos trastornos y la importancia de detectar señales a tiempo, para que las familias sepan reconocerlos y actuar antes de que la situación se complique.

 

Qué es un trastorno de conducta

Para empezar, debemos tener claro que un trastorno de conducta es una alteración del comportamiento que se espera de una persona que vive en sociedad. Normalmente relacionamos esto con un conjunto de síntomas persistentes de carácter antisocial, que pueden llegar a manifestarse en conductas provocadoras e incluso agresivas.

Los expertos solemos hablar de trastornos de conducta en adolescentes cuando estos comportamientos tienen lugar de forma reiterada durante más de seis meses, afectando a la convivencia familiar e incluso al desarrollo académico y social del joven.

La representación de estos trastornos se deja ver a través de problemas de autocontrol en las emociones y el propio comportamiento de los adolescentes, que les llevan a desafiar las normas establecidas en el hogar, el colegio o instituto, y la sociedad en sí misma.

 

Tipos de trastornos de conducta en adolecentes

Cuando hablamos de qué tipo de trastornos se dan en la infancia y la adolescencia solemos mencionar tradicionalmente tres: el trastorno de conducta propiamente dicho (anteriormente denominado trastorno disocial o TD), el negativista desafiante y el causado por un déficit de atención e hiperactividad.

Aunque a continuación explicaremos con más detalle en qué consiste cada uno, es importante mencionar que el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) ha pasado a considerarse un trastorno del neurodesarrollo en las clasificaciones del DSM-5. No obstante, lo incluimos aquí porque muchas personas todavía no son conscientes de ello y porque continúa siendo uno de los más habituales.

 

Trastorno de conducta en adolescentes (TC)

Como decíamos antes, esta tipología era conocida hace años como trastorno disocial (TD). Se caracteriza por un comportamiento en el que el adolescente desprecia y viola reiteradamente los derechos básicos de los demás, o incumple las normas sociales apropiadas para su edad.

Esta problemática tiende a provocar un importante deterioro en las relaciones del joven en diferentes contextos, tanto a nivel familiar como social y académico; y a menudo suele venir asociada al abuso de sustancias como el alcohol o las drogas, lo que evidentemente dificulta el tratamiento.

El trastorno de conducta en adolescentes se manifiesta habitualmente a través de comportamientos como los siguientes:

  • Agresividad hacia los demás.
  • Amenazas y/o daños físicos a personas o animales.
  • Generación de pérdidas o daños a la propiedad.
  • Cometido de fraudes o robos.
  • Violación grave de las normas.

 

Trastorno negativista desafiante en adolescentes (TND)

Los jóvenes con trastorno negativista desafiante muestran de manera reiterada un comportamiento desobediente, irritable, oposicionista y, en ocasiones, incluso vengativo y hostil. Esta actitud llama la atención especialmente fuera del entorno familiar, cuando escapa de la interacción con sus hermanos u otros parientes cercanos de edad similar.

Es importante mencionar, además, que los niños y adolescentes que presentan TND tienen un riesgo más elevado de acabar desarrollando otros trastornos depresivos y de ansiedad, por lo que conviene prestar atención a comportamientos como los siguientes:

  • Accesos injustificados de cólera.
  • Continuas discusiones con adultos.
  • Desafío activo o negativa a cumplir demandas o normas establecidas.
  • Realización voluntaria de actos que molestan a otras personas.
  • Acusar a otros de errores propios o problemas de comportamiento.
  • Ser excesivamente quisquilloso o sentirse fácilmente molestado.
  • Mostrarse iracundo, resentido, rencoroso y/o vengativo.

 

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Como ya hemos comentado más arriba, desde hace años el TDAH no se considera un trastorno de conducta sino del neurodesarrollo. Más concretamente, hablaríamos de un trastorno neurobiológico que afecta al córtex prefrontal del cerebro y al sistema límbico de entre un 3 y un 7 % de los adolescentes.

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad se manifiesta en tres factores claramente definidos:

  • Déficit de atención.
  • Hiperactividad o excesivo movimiento.
  • Impulsividad.

Estos tres elementos suelen venir habitualmente acompañados de una importante dificultad para ejercer el autocontrol, así como por muestras de falta de voluntad e iniciativa y baja tolerancia a la frustración.

 

Causas de los trastornos de conducta en adolescentes

Como decíamos antes, aunque hablemos de la adolescencia lo cierto es que la mayoría de estos problemas surgen durante la infancia, a veces a edades muy tempranas. Lo que en un niño suele considerarse un berrinche o un comportamiento caprichoso, al convertirse en algo repetitivo y constante puede terminar dando lugar a conductas desafiantes, antisociales o incluso violentas en la adolescencia.

Esto último es lo que hace saltar todas las alarmas, pero lo cierto es que existen señales de alerta que debemos considerar como indicadores de riesgo, y que a menudo se encuentran en una o varias de las siguientes causas:

– Causas familiares. Uno de los principales factores para el desarrollo de problemas de comportamiento es el modelado parental, acompañado de ciertos estilos educativos que se transmiten desde la infancia. De ahí que en Adinfa siempre hablemos de la importancia de educar con autoridad positiva.

– Causas cognitivas y de personalidad. Muchos de los adolescentes que sufren estos trastornos, además, presentan déficits en habilidades de resolución de conflictos, menor empatía y mayor egocentrismo.

– Causas económicas. Las crisis económicas agravan estos problemas en muchas familias ya que, entre otras cosas, hacen que padres y madres pasen menos tiempo con sus hijos.

– Causas sociales. La existencia de abusos o negligencias por parte de progenitores, sobre todo en los primeros años de vida, es otro de los factores de riesgo asociados a estos trastornos. Paralelamente se ha señalado el relacionarse con amigos que también sufren este tipo de comportamientos.

– Causas biológicas. Algunos adolecentes presentan problemas estructurales en el desarrollo del cerebro que tienen que ver con la neurotransmisión, alteraciones neurobiológicas, disfunciones hormonales, etc.

– Causas genéticas. Aunque no es concluyente, se encuentra que hay más recurrencia de este tipo de trastornos en niños con rasgos de inatención, agresividad o búsqueda de sensaciones.

 

Cómo se diagnostican los trastornos de conducta

Diagnosticar clínicamente un trastorno de conducta no es siempre tarea fácil, ya que como hemos comentado anteriormente cuando este diagnóstico se retrasa el problema suele venir agravado por otras circunstancias como el consumo de sustancias tóxicas, la adicción a las nuevas tecnologías, los cuadros depresivos o de ansiedad…

En cualquier caso, para realizar el diagnóstico de los trastornos de conducta en adolescentes y niños se utilizan las directrices del anteriormente citado DSM-5, que señala como tales los patrones de comportamiento que desprecian los derechos básicos de otras personas y/o las normas sociales de forma repetitiva y persistente. Para ello se toman como base diferentes factores y su continuada reiteración entre los últimos seis y doce meses.

Aunque no los citaremos todos, algunos de estos elementos de diagnóstico son:

  • Intimidar, amenazar o acosar a otras personas.
  • Iniciar habitualmente peleas o enfrentamientos.
  • Mostrarse cruel con animales o personas.
  • Ocasionar destrozos en propiedades ajenas.
  • Utilizar mentiras y engaños para lograr un fin.
  • Robar o sustraer objetos con o sin enfrentamiento.

 

Cómo actuar ante los trastornos de conducta en la adolescencia

A pesar de todo lo anterior, en Adinfa somos muy conscientes de que muchos padres y madres no saben cómo actuar cuando se presentan situaciones como las descritas. En estas ocasiones es muy necesaria la ayuda y el asesoramiento de profesionales que, en primer lugar, les orienten acerca de qué es normal y qué no con respecto al desarrollo de su hijo.

Para ello, en Adinfa contamos con programas específicos para tratar terapéuticamente todos los problemas relacionados con trastornos de conducta en la adolescencia. Nuestro equipo de médicos, psicólogos y educadores están especializados en el tratamiento de jóvenes en conflicto, comenzando por la realización del adecuado diagnóstico para, posteriormente, ofrecer las terapias adecuadas a cada caso.

Es por ello que nuestra recomendación ante cualquier señal de alarma es la de acudir a un experto que pueda aconsejar y evaluar la situación antes de que el problema se agrave. Además, en Adinfa somos un centro sanitario autorizado por la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, y nuestros tratamientos psicológicos pueden subvencionarse a través de la ayuda del seguro escolar.