En el mundo digital de hoy, las nuevas tecnologías llevan años revolucionando la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Sin embargo, junto a los innegables beneficios que nos han traído no podemos olvidar también los desafíos significativos a los que nos hacen enfrentarnos.

Uno de ellos, que en Adinfa vivimos muy de cerca, es el de la adicción que están causando entre los adolescentes españoles. Un fenómeno creciente que plantea preocupaciones muy serias, tanto a las familias de estos jóvenes, como entre expertos y en la sociedad en su conjunto.

 

Qué podemos considerar como adicción a las nuevas tecnologías

En primer lugar, es esencial comprender qué se entiende por adicción a las nuevas tecnologías.

En este caso, nos referimos al momento en el que podemos identificar un patrón de comportamiento compulsivo y descontrolado hacia el uso de dispositivos digitales. Lo más habitual es encontrarlo en la utilización de teléfonos móviles, pero también en tabletas digitales, ordenadores, videojuegos y, en general, en el consumo desaforado de contenidos digitales a través de redes sociales.

Este comportamiento fuera de control termina por interferir negativamente en la vida diaria de las personas que lo sufren, afectando a múltiples niveles: relaciones interpersonales, rendimiento académico y/o laboral, salud física y, por supuesto, también mental.

 

Cómo se produce esta adicción en los adolescentes españoles

Según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), el 98 % de los niños de entre 10 y 15 años usa Internet de forma habitual en España, el 90 % tiene ordenador, y un 70 % dispone de teléfono móvil.

Partiendo de esta base, diferentes estudios de organizaciones públicas y privadas aportan datos preocupantes sobre el cada vez mayor aumento de tiempo que nuestros jóvenes pasan pegados a estas tecnologías, por razones que son complejas y variadas.

En primer lugar, las nuevas tecnologías ofrecen una amplia gama de actividades y contenidos de entretenimiento fácilmente accesibles, desde redes sociales hasta juegos en línea, que pueden resultar altamente adictivos debido a su naturaleza gratificante y estimulante.

A esto se une el hecho de que el uso excesivo de dispositivos digitales, en muchas circunstancias, se ve exacerbado por la presión de grupo y la necesidad que el joven siente de pertenecer a una comunidad. Si a su alrededor todo el mundo tiene un móvil, está en una determinada red social, consume cierto tipo de contenidos… no hacerlo para el adolescente implica “quedarse fuera”, ser “un rarito” o, sencillamente, sentirse incapaz de conectar con sus iguales.

 

Los problemas de la adicción a las nuevas tecnologías

Los motivos señalados anteriormente, unidos a otros muchos, desgraciadamente llevan a que en cada vez más casos el joven termine por perder el control y desarrollar un comportamiento compulsivo.

Los efectos negativos de esta adicción a las nuevas tecnologías son significativos, y pueden manifestarse en múltiples aspectos de la vida del joven.

En primer lugar, el abuso de dispositivos digitales puede tener consecuencias perjudiciales para la salud física. Cada vez nos encontramos en Adinfa con más situaciones de trastornos del sueño, problemas de visión y dolores musculares debido a posturas inadecuadas mantenidas durante horas.

Por otro lado, y de forma paradójica, tecnologías que sirven para conectarnos llevan en muchos casos al aislamiento social del adolescente. Y es que, por muchas amistades que el joven pueda desarrollar online, la falta de interacción cara a cara puede afectar negativamente al desarrollo emocional y a las habilidades de comunicación interpersonal. Algo que, si no se controla, puede derivar en problemas de salud mental con cuadros de depresión y ansiedad.

Finalmente, el uso adictivo de las nuevas tecnologías puede afectar negativamente al rendimiento académico de los adolescentes, ya que distrae su atención de las responsabilidades escolares y reduce el tiempo dedicado al estudio. Como consecuencia, en Adinfa vemos a menudo como esto resulta en una seria disminución de las calificaciones, en oportunidades educativas perdidas y, en casos extremos, en un completo fracaso o abandono escolar.

 

Cómo abordamos la adicción a las nuevas tecnologías en adolescentes desde Adinfa

Este panorama no está basado en supuestos. Se trata de una realidad cada día más preocupante en nuestro país. Es fundamental que el problema de las adicciones a las nuevas tecnologías en adolescentes se aborde de manera integral y colaborativa. Esto es algo en lo que insistimos mucho desde Adinfa cada vez que nos reunimos con los diferentes actores públicos.

En primer lugar, es fundamental una mayor conciencia pública sobre los riesgos asociados al uso excesivo de dispositivos digitales, así como sobre la importancia de establecer límites saludables en su utilización.

Vinculado a lo anterior, la implicación de madres, padres y educadores en la supervisión y orientación sobre el uso de la tecnología por parte de los jóvenes es imprescindible, y además desde edades muy tempranas, puesto que cada vez vemos que ciertos dispositivos y contenidos llegan a niños más pequeños.

Para lograr esto es necesario establecer reglas muy claras desde el hogar, que limiten el tiempo de uso de pantallas (móviles, ordenador, videoconsolas…) fomentando en su lugar otro tipo de actividades saludables.

Estos son algunos de los patrones que seguimos en nuestro apoyo a adolescentes y familias desde el centro de día y consultas externas de Adinfa, en el que desarrollamos diferentes programas. Terapias ambulatorias intensivas, seminarios, grupos de reflexión y autoayuda, sesiones de trabajo individuales… son algunas de las líneas de actuación que solemos poner en marcha para tratar situaciones leves y moderadas de adicción a las nuevas tecnologías.

Entendemos que sólo a través del reconocimiento de los riesgos, la educación, el apoyo y la colaboración entre todos los actores involucrados es posible abordar este desafío, reconduciendo a los adolescentes hacia un consumo tecnológico saludable, equilibrado y pleno como parte de la era digital que nos ha tocado vivir.