Poner límites y normas nunca ha sido una tarea fácil para los padres. Muchos no saben cómo hacerlo y otros temen incluso que les tachen de autoritarios. No obstante, la disciplina y la aplicación de una serie de pautas proporcionan a nuestros hijos una mayor seguridad, facilitan su autocontrol emocional y permiten la convivencia en el hogar.

En Adinfa consideramos fundamental que estos límites sean consensuados por ambos progenitores y que, además, sean apoyados por el resto de la familia para que su cumplimiento sea efectivo. En este artículo queremos aportarte algo más de información sobre qué tipo de reglas puedes aplicar en el hogar, así como de qué forma se clasificarían estas según su importancia.

 

Tres tipos de normas para educar a nuestros hijos

Desde Adinfa solemos recomendar a padres y madres que establezcan tres tipos de normas con diferente grado de importancia. En una primera categoría tendríamos aquellas reglas que no se pueden incumplir bajo ningún concepto. En un segundo nivel de relevancia estarían otras que pueden incumplirse, pero sólo en situaciones excepcionales. Y, finalmente, existiría una tercera categoría de normas que no determinan la convivencia en el hogar y, aunque siguen siendo importantes, permiten una mayor flexibilidad.

Para que te hagas una mejor idea de esta división, en la primera categoría debes incluir todas las normas que conllevan el respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Nos referimos a situaciones y hechos que están relacionados con temas de salud, abstinencia de consumo de drogas, violencia, etc.

En un segundo lugar se encuentran las reglas que tienen que ver con los estudios (asistir a la escuela y estudiar) y con el trabajo. También entraría aquí todo lo relativo al cumplimiento de los horarios establecidos en el hogar (levantarse, acostarse, llegar a casa…), la higiene personal y la colaboración en las tareas domésticas.

Por último, en tercer lugar quedarían las normas concernientes a la manera de vestir o peinarse, acompañar a la familia a acontecimientos o ceremonias sociales o religiosas, e incluso acostumbrarse a comer toda la comida, dependiendo de la severidad del caso.

 

Por qué aplicar estas normas en el hogar

Aunque puedan parecer obvias todas estas reglas, en Adinfa somos conscientes de que para la mayoría de las familias no está claro cómo y cuándo aplicarlas. También sabemos que no es fácil establecer las consecuencias que debe tener su incumplimiento, lo cual es un aspecto fundamental.

Como expertos en el apoyo a familias y jóvenes en situación de conflicto, nuestra recomendación es que estas normas sean siempre claras, concretas y firmes. Asimismo, deben ajustarse a las capacidades del menor y ser consensuadas en la medida de lo posible, incluso a nivel de los castigos o penalizaciones que conllevaría no cumplirlas.

En Adinfa tenemos claro que el establecimiento de estas pautas de comportamiento es una clave determinante para empezar un proceso educativo serio con nuestros hijos, o para enderezarlo si la cosa no va por buen camino.

Debes tener en cuenta que, al contrario de lo que pueda parecer, los adolescentes se sienten queridos cuando se les aplican normas, porque las viven como una expresión de afecto. No en vano, cuando establecemos límites transmitimos valores y seguridad a nuestros hijos. Piensa que las cosas verdaderamente importantes de la vida no se dicen, sino que se transmiten, y la educación es una de ellas.

 

Cómo afectan los trastornos de conducta y la ausencia de normas al rendimiento escolar

Según un estudio realizado por nuestro gabinete psicológico con pacientes entre 12 y 21 años, los jóvenes que consumen cannabis o abusan del alcohol colaboran menos en las tareas domésticas y muestran mayor propensión a fracasar en los estudios antes del bachillerato.

Esta investigación dirigida por el psicólogo sanitario y presidente de Adinfa, Ricardo Pardo, fue realizada entre más de 300 pacientes atendidos a lo largo de cuatro años, y concluye que los adolescentes con trastornos de conducta presentan mayores dificultades para cumplir horarios, colaborar en casa y progresar en sus estudios.

El 75 % de los jóvenes atendidos presentó fracaso escolar. De ellos, un 62 % continuaba en el sistema escolar durante la investigación, pero suspendía más de cuatro asignaturas o repetía curso. Por su parte, el 13% había abandonado los estudios. El 73 % de los jóvenes eran consumidores habituales de marihuana y/o hachís, y el 100 % de los que habían abandonado la educación reglada consumían estas sustancias.

En este grupo también se daba una alta prevalencia en lo que concierne a la falta de colaboración en las tareas domésticas, ya que el 65 % no cooperaba en nada o lo hacía de forma puntual y bajo presión. Sólo un 8 % de los adolescentes entre 16 y 18 años que habían dejado los estudios participaban de alguna manera en las actividades del hogar.

Además, el 65 % de estos jóvenes presentaban alta discordancia familiar y muestras de agresividad hacia la familia y otras personas, principalmente debido al incumplimiento de horarios, lo que en el grupo que abandonó los estudios alcanzaba de nuevo el 100 %.

La permanencia en el sistema escolar reglado parece ser un factor preventivo de los trastornos de conducta según el estudio, ya que la mitad de los adolescentes atendidos ha tenido algún tipo de relación con la policía y/o la justicia, lo que se amplía casi al 75 % entre los que no estudian nada.

Como puedes ver, los datos de la investigación revelaron el papel fundamental que tiene el establecimiento de normas en los hijos desde muy temprana edad, para así prevenir dificultades en la etapa posterior de la adolescencia, que además es siempre más conflictiva y compleja de encarar por progenitores y tutores.

Es por ello que desde Adinfa siempre recomendamos que el ejercicio del control, junto a una buena comunicación, constituyan los pilares básicos de la educación de los hijos. Es importante pedirles que colaboren en las tareas domésticas, conocer sus círculos sociales, instaurar normas, establecer horarios y exigir que se cumplan. Y, por supuesto, no menos importante es cimentar relaciones afectuosas con ellos e implicarse en su día a día.

 

Esperamos que estos consejos te ayuden a establecer ciertas reglas en la relación con tus hijos, que te aseguramos son sanas y beneficiarán la convivencia familiar. No obstante, recuerda que si tienes dificultades al hacerlo, o te encuentras con situaciones conflictivas, desde Adinfa podemos ayudarte.